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Bloqueos de la creatividad del terapeuta

Todo terapeuta es creativo, sólo hay que dar el salto, perder el miedo, o en su defecto enfrentarse a él; arriesgarse, dejarse llevar por la intuición y por el corazón, ser un excelente acompañante en el proceso tanto suyo, como el de sus pacientes o clientes.

Aquí te presento los catorce bloqueos de la creatividad del terapeuta para tomarlos en cuenta de Zinker.

(Lo que aparece entre comillas está citado de Ed y Sonia Nevis)

1.- Miedo a fracasar: “Echarse atrás; no correr riesgos; proponerse lo menos para evitar el posible dolor o vergüenza al fracaso. El terapeuta adopta una posición segura. Sostiene conversaciones de tipo confluente. Se le percibe como apoyo, no como desafío.

2.- Renuencia a jugar: “Estilo de resolución de problemas literal, excesivamente serio”. Al terapeuta le resulta difícil dar cabida al humor en su trabajo.

3.- Miopía ante los recursos: “Fracaso en el reconocimiento de la energía propia y los recursos del medio (cosas y personas). Por lo general, el terapeuta habla demasiado. Principalmente cognoscitivo.

4.- Exceso de certeza: “Persistencia en un comportamiento que ha dejado de ser funcional”. Por lo general, el terapeuta se excede en la certeza, confía en una sola escuela de terapia, se aferra a técnicas específicas.

5.- Evitación de frustraciones: “Renunciar demasiado pronto cuando surgen obstáculos, evitar el dolor o la incomodidad”. Todo terapeuta tiene sus “puntos ciegos”. Niega o evita la frustración de algún campo que le desbarata su funcionamiento. Inconscientemente dirige los asuntos o los temas hacia sus zonas de experiencia.

6.- Sujeción a la costumbre: “Demasiada reverencia por el pasado; tendencia a la conformidad”. El terapeuta imita a sus maestros, a sus modelos; en vez de ser natural y ser como es.

7.- Vida empobrecida de la fantasía: “Desconfiar de las imágenes internas de sí mismo y de otros, ignorarlas o relegarlas. Falta imaginación en el sentido de “supongamos que…” o del “qué sucedería si…””. El terapeuta tiende a sintonizar con la situación de su paciente, antes que con su fantasía o sus sueños. Prefiere lo “objetivo”.

8.- Miedo a lo desconocido: “Evita situaciones poco claras, con poca probabilidad de éxito; atribuye demasiada importancia a lo que desconoce de frente a lo que conoce”. El terapeuta teme aventurarse a situaciones intrapsíquicas o interpersonales poco claras y poco conocidas.

9.- Necesidad de equilibrio: “Incapacidad para tolerar el desorden, la confusión o la ambigüedad; disgusto por lo complejo; excesiva necesidad de equilibrio, orden, simetría”. El terapeuta se apresura en la percepción del otro. Evita la sana confusión.

10.- Renuncia a ejercer influencia: “Miedo a parecer demasiado agresivo o prepotente al influir sobre otros; vacilación en la defensa de las convicciones propias; poca eficiencia para hacerse escuchar”. El terapeuta asume papeles suaves: endulzamos el trago, hacemos de padres comprensivos, actitudes de no compromiso.

11.- Renuncia a permitir que el proceso siga por sí solo: “Incapacidad para dejar que las cosas se incuben o sucedan naturalmente, falta de confianza en las capacidades humanas”. El terapeuta impone un ritmo propio. Olvida respetar el proceso del cliente.

12.- Vida emocional empobrecida: “Aplica la energía para mantener a raya las expresiones espontáneas, falta de conciencia de la importancia de los sentimientos en el compromiso con el individuo y el grupo”. El terapeuta se paraliza cuando el cliente manifiesta sus sentimientos o las emociones fuertes. Vacila en explorar aquellos sentimientos que le resultan de difícil comprensión.

13.- Falta de integración entre Yin y Yang: “No utilizar suficientemente las maneras de llegar por contraste a la esencia de las cosas; polarizarlas entre los opuestos en vez de saber cómo integrar lo mejor de ambas partes; carecer de una percepción unificada de la totalidad del universo”. El terapeuta es una persona bipolar. Tiene un rígido concepto de sí mismo y restringe la evaluación de los demás. Pone al paciente en una posición polarizada y no puede ayudar a integrar.

14.- Embotamiento de la sensibilidad: “No emplear adecuadamente los sentidos básicos como manera de conocer; tomar contacto en forma parcial con el propio ser y con el medio”. El terapeuta es primordialmente verbal y conceptual. Comprende la naturaleza humana pero está bloqueado en su apreciación sensible de la humanidad concreta, del aquí y ahora de su paciente.

Zinker, pp. 56-59

Docente, maestría en terapia Gestalt. Guadalajara, Jalisco, México. Contacto: Whats App +52 33 2035 4599

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