La técnica de silla vacía es una de las técnicas más usadas en terapia Gestalt y fue creada por el psicólogo Fritz Perls. Se trata de poner frente al paciente una silla vacía y se dirige a ésta (utilizando su imaginación, guiada por el terapeuta) como si estuviese un ser, situación, emoción o partes internas relevantes para él; permite expresar y contactar emocionalmente, pudiendo aceptar y dar conclusión a alguna situación. Se trata de un diálogo, en el que el paciente cambia de posición para contactar y representar el papel que está frente a él y el de sí mismo.
Es una técnica vivencial y proyectiva, es decir, poner fuera un contenido interno del que no somos conscientes. Se proyectan aspectos de la propia personalidad, y permite mirarse “desde fuera” y tomar conciencia e integrar aspectos no aceptados.
Es importante que después de utilizar la técnica el terapeuta, añadiendo información, pregunte cómo se siente el paciente, de qué se da cuenta y a qué se compromete o responsabiliza.
Es muy común que después de trabajar en sesión la silla vacía, el paciente se sienta triste, enojado, extraño, etcétera, es parte del trabajo realizado y eso quiere decir que se está generando un movimiento interno y quizá cambios.
Es una herramienta sencilla, dócil y eficaz en el trabajo terapéutico.